miércoles, 17 de octubre de 2007

5 El deseo demorado

5.-

EL DESEO DEMORADO.


El deseo se agita en un sureño,
fluyente mar de esclusas y camina
seguro el paso, antecesor del dueño,
al altar de una piel. Gloria divina.

El pecho se retuerce con empeño
ante el bulto del tigre que se empina;
la boca soba y lame como un sueño
y bebe el licor acre de la espina.


¿Qué puede superar el erotismo
de dos lenguas ardientes enlazadas?
Allí te encontraré, que no es lo mismo


amarse en la ilusión de las almohadas,
que enseñan el brillante catecismo
del desnudo de noches demoradas.

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